… o intentando
escapar de Vodafone.
Junio 2010.
Formalizo mi contrato de telefonía, aka condena, con Vodafone. Me ofrecen un
terminal HTC Legend con un coste de 150€. A cambio, además del pago anterior,
me comprometo a una penitencia permanencia de 18 meses. Lo normal en
este mercado.
Agosto 2012. Tras
casi 27 meses con Vodafone manteniendo la tarifa contratada el primer día, realizo
la portabilidad de mi número desde Vodafone a otra compañía. Una vez
solicitada, Vodafone se pone en contacto conmigo para ofrecerme todo aquello
que nunca jamás se acercan siquiera a sugerir cuando estás con ellos para
intentar cancelar la portabilidad. Otra más de las bonitas prácticas de las
Telecos con las que consiguen fidelizar al cliente. Prácticas que funcionan
magníficamente. La telefonía es uno de los mercados en los que más quejas y
reclamaciones se producen. No conozco a nadie que hable bien de su compañía de
telefonía. En el mejor de los casos, no tienen problemas con ella o es la menos
mala que conocen. Brillante.
Además de las
llamadas telefónicas, me bombardean con SMSs durante tooooodo el día para que
me ponga en contacto con ellos para seguir negociando mi permanencia. Si se
trata de 2 tipos de SMSs distintos, ¿¿realmente hay necesidad de enviármelos
tantas veces?? Suponiendo que fueran distintos tipos de SMSs, ¿¿EN SERIO??
¿¿PARA QUÉ?? No termino de entender el objetivo de este acoso.
Una vez producida
la portabilidad, cambio la SIM del terminal y… ¡¡el terminal no está liberado!!
¿En qué parte del contrato dice que me han vendido un teléfono trucado? ¿No era
suficiente la permanencia? ¿Qué tipo de trileros son esta gente?
Me pongo en
contacto con la fantástica Atención al Cliente de Vodafone. La Atención al
Cliente consiste en un montón de gente a la que forman poco para, fundamentalmente,
echar balones fuera. A cambio seguramente tienen unas condiciones de trabajo
infernales y un salario motivador. Motiva a buscar otra cosa, supongo.
Una vez explicada
la situación me informan que no me pueden dar el código de liberación del
terminal porque no cumplo los requisitos, a saber:
-
No tener permanencia vigente. (Bien, bien, voy bien)
-
Estar al día de los pagos. (Casi lo tengo. Veo luz al final del túnel)
-
Ser cliente de Vodafone. (¡¡UUUuuuuyyyyy!! ¡¡Cachis!! ¡¡Por un día!! ¡¡Chasco
total!! No me daba cuenta que lo que hace un momento pensaba que era la luz al
final del túnel no era otra cosa que una locomotora viniendo de frente…)
A partir de ahí
les expliqué que si el terminal es mío y he cumplido los requisitos del contrato
firmado, tienen que darme el código de liberación o decirme en qué parte del
contrato dice que he adquirido un teléfono trucado. Si el teléfono no es mío,
tampoco hay problema. Yo se lo devuelvo y ellos me reembolsan los 150€ iniciales
como poco, ya que el pago se realizó hace más de 2 años.
La formación
recibida por Atención al Cliente para rebotar clientes empieza a dar sus
frutos. No sólo no me dan una respuesta lógica sino que además se niegan a
pasar la llamada a algún coordinador o superior que pueda resolver este
problema o aclarármelo. Ni siquiera me permiten poner una reclamación. 4 veces
llamé a la Atención del Cliente de Vodafone para acabar todas ellas sin ninguna
solución.
Para terminar la
broma, el mismo día me llega la factura del último mes. Teniendo en cuenta que
Vodafone me ha dejado con un terminal inútil y que no es posible aclarar la
situación a pesar de haberlo intentado, rechazo el cobro. El cargo es bastante
menor que los 150€ que Vodafone me debe en concepto de terminal trucado y que me
propongo devolverles, así que aún me deberían dinero ellos.
A falta de otro
terminal, durante el fin de semana decido liberarlo por mi cuenta con un coste
de 12€.
Durante la semana
siguiente pongo una reclamación en la OMIC en una Junta Municipal del
Ayuntamiento de Madrid, donde explico la situación y propongo como soluciones
las siguientes:
- devolución del terminal y reembolso
de 150€ menos el valor de la factura rechazada.
- pago de la factura rechazada menos
el coste de la liberación del móvil.
Me parecen
soluciones lógicas. No tengo problemas en escuchar otras posibilidades. Lo que
no termino de entender es la situación a la que se llega. Es absurdo.